En 1769, nacía en Córcega, un niño llamado Napoleón Bonaparte, hombre que durante esta nueva etapa de Francia, presta importantes servicios, y el Directorio lo nombra general en jefe del ejército, que debía operar en el norte de Italia, cuando ésta estaba sometida por el dominio austriaco. Este hombre llegó a tener en sus manos el destino de Europa.
Un año y medio duró su campaña en Italia, dominando a italianos y austriacos. Fue la revelación de un genial estratega. Como Inglaterra era inaccesible por su potente escuadra naval, Napoleón decide atacar Egipto ( en poder de los turcos), para luego conquistar la India. Napoleón en la batalla de Pirámides, vence a los turcos, pero Inglaterra destruye mas tarde sus flotas, y Napoleón debe retirarse a su país.
Al llegar a Francia, a pesar de su derrota, es recibido con todos los honores y con un entusiasmo delirante. Válido de su prestigio, Napoleón trata de reformar la Constitución, como el Directorio se opone, Napoleón lo clausura mediante un golpe militar, creando el Consulado, siendo él, el Primer Cónsul.
A partir de esta usurpación, Napoleón se dedica a reorganizar su país con inteligencia y previsión en todas las áreas de la administración.
Inmediatamente vence a Austria, dos años más tarde Inglaterra firma la paz. Por el prestigio militar, que dieron sus victorias militares, el pueblo de Francia, acepta el cambio de gobierno, y el Papa Pío VII, le corona con el título de Emperador de los franceses, con el nombre de Napoleón I.
Las naciones europeas sintieron recelos e intranquilidad frente a esta política expansionistas de Napoleón. Inglaterra, Austria y Rusia aliadas fueron sucesivamente vencidas por los franceses. Luego fueron vencidos los prusianos. Más tarde se apodera de España, colocando a su hermano José Bonaparte a cargo del trono, soberano que nunca tuvo adhesión popular.
El dominio de Francia se extendía por toda Europa, pero faltaba la conquista de Rusia. Con un formidable ejército de 500.000 hombres, llegó a Moscú. Los rusos se opusieron inicialmente, pero siempre retrocedían, y Napoleón los perseguía sin cansancio. Cuando quiso retirarse, un invierno espantoso lo tenía aprisionado. Carente de abrigos y alimentos y rodeado de desiertos helados, el formidable ejército quedo reducido a 18.000 hombres. La fortuna se alejaba del emperador. Esta vez Europa unida, se enfrentaba a Napoleón, el cual es vencido finalmente en la Batalla de Leipzig, en 1813. El trono de Francia es ocupado ahora por Luis XVIII, hermano de Luis XVI. Napoleón no se dio por vencido, y con un escaso ejército invade Francia, y ocupa nuevamente el trono francés. Cien días le duró este imperio, Europa estaba cansada de él, y mandó en contra sus ejércitos, derrotándolo en la Batalla de Waterloo, el 18 de Junio de 1815. Prisionero de los ingleses, lo confinaron en un islote en Santa Elena, donde falleció 6 años después. Napoleón tenía 52 años. El trono de Francia fue recuperado por Luis XVIII.
Sus restos fueron trasladados a París en 1840 a petición del rey Luis Felipe I de Orleáns y se enterraron con grandes honores en los Inválidos, donde permanecen actualmente
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